Hola a todos, mi nombre es Natalia, y mi historia con la tradición rociera comenzó de la forma más inesperada.

Nadie en mi familia me habló del Rocío, ni crecí rodeada de esa devoción. Pero a los 15 años, cuando puse un pie allí por primera vez, sentí algo tan profundo que aún hoy me cuesta describirlo. Fue como si, de repente, una parte de mí despertara. Como si esas calles, esa luz, esa música y ese ambiente festivo y espiritual me abrazaran y me dijeran: “Este es tu lugar.”

Desde entonces, el Rocío forma parte de mi vida. Aunque la distancia sea grande, el vínculo lo es aún más. Al menos una vez al mes regreso a verla, a sentir esa paz que solo allí encuentro, a recordar por qué hago lo que hago y por qué este proyecto existe.

Allí recargo el alma y renuevo esa pasión que quiero transmitir con cada producto de mi tienda.

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Mi compromiso no se queda solo en el Rocío. También defiendo la tauromaquia como parte esencial de nuestra cultura, de nuestra historia y de la identidad que nos ha acompañado durante generaciones. Para mí, apostar por nuestras tradiciones es honrar lo que somos, lo que fuimos y lo que queremos seguir siendo. Porque la cultura no es solo memoria: es emoción viva.

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Esta tienda nace precisamente de eso: de un sentimiento que me transformó y de un deseo de compartir la magia, la autenticidad y el orgullo de lo nuestro. Cada artículo está elegido pensando en personas que, como yo, valoran las raíces, la artesanía y el alma detrás de cada detalle.

Quiero que, cuando recibas uno de nuestros productos, sientas algo más que ilusión: quiero que te conecte con tus propias historias, con tus recuerdos, con tus tradiciones. Que te transporte a esos momentos que hacen que el corazón se acelere y que la emoción se quede a vivir con nosotros.

Porque esta tienda no es solo un negocio: es mi forma de celebrar aquello que me hizo encontrar mi camino.
Es un homenaje a la cultura española, a su fuerza, a su belleza y a todo lo que nos une.
Es un pedacito de mi historia… que ahora quiero compartir contigo.